Podríamos hablar de muchos tipos de estructuras entre las que se podría encontrar una deliberadamente delirante. En un lugar en el que caben sujetos y objetos de muy diversa índole y decisivamente afirmados y en el que al caminar las huellas conforman las propias piedras que sustentan al caminante dando sentido a su recorrido incierto. Entre estas estructuras subyacentes en nuestro paisaje se encuentra un microcosmos refractario y perplejo, lleno de seres buscadores de movimiento. Con la mirada hacia el horizonte, el individuo se pasea fingiendo cierta indiferencia.