Belén Padrón, pintora niña que fue, mujer pintora que es, apariencia frágil y sólidas convicciones artísticas.
Siempre acechando, avizorando conceptos, ideas, imágenes…
Plasmando, narrando, experimentando, sugiriendo…
Hurtando colores al aire y transformándolos en suaves brisas, insinuados ventarrones, nocturnos pasajes y en todo aquello que inunda su fértil creatividad.
Hace camino desde sus dibujos-juego, en su infancia de niña dotada. Reproduce la realidad tangible, fantasea y criba en su tamiz interior esa realidad que expresa:
– en seres aéreos, reyes y reinas pobladores de sueños infantiles
– almenados castillos, etéreos, apenas insinuados pero de contundente presencia.
Poseedora de un dibujo exacto, preciso y minucioso; sin embargo la figuración se hace cada vez más tenue, más esquemática, más leve, para llegar inevitablemente a la abstracción:
– abstracción matérica, de formas rectas y verticales
– abstracción horizontal, de formas curvas y pincelada ancha y enérgica
Estiliza… Sintetiza
Profundiza… Penetra
AVANZA
…Y ahora el círculo como principio vital, geometría perfecta, generador de energías; el círculo y su relación con otras formas… el vacío, el frío, la oscuridad, el miedo… libertad de pensar, libertad de hacer.
Creación… Seguridad
Pintura que se expande y desborda la plana superficie que la contiene, nos envuelve invitándonos a transitar por su interior y formar parte de ella, a disfrutar de la cualidad nocturna de su luz. Nos agita en sus torbellinos y aquieta en sus remansos, sugiriendo rutas que nos llevarán a un mundo u otro, dependiendo de nuestra subjetividad, ayudados por las diversas técnicas utilizadas en cada ocasión, según convenga a la obra, por las texturas y el color que emplea irreprochablemente como gran colorista que también es.
Belén Padrón, sutiles y enérgicas manos, nunca cos deja indiferentes con sus pinturas, ya sean narrativas o de superficie, conceptuales, experimentales o intimistas. De muy variados formatos, cada una con su propia individualidad, que no colisiona con las demás, sino que son eslabones de una misma cadena de vida y arte, siempre firmes en sus planteamientos y correctas en su realización.
En todo su trayecto artístico y vital forja una férrea voluntad de dedicación al mundo de la pintura en particular y crea una sintaxis propia, de armonía de equilibrios y colores que se convierte en un signo de identidad y le confiere características inequívocas.
Belén Padrón, que es pintora, ilustradora, grabadora, leve y pasional, descansa sobre sus hombros un firme bagaje de conocimientos y experiencias, e ilumina su frente un radiante sol hacia el que encaminar sus pasos de niña pintora que fue, de mujer y pintora que es•
Manolo Balseiro